martes, 25 de septiembre de 2012

COMO CONTROLAR LA ANSIEDAD Y CUAL ES SU FISIOLOGÍA


FISIOLGIA DE LA ANSIEDAD
El Sistema Nervioso de los seres humanos; la parte de nuestro cuerpo que nos hace responder ante las situaciones percibidas, está dividido en dos partes: Sistema nervioso Central (SNC)  y Sistema Nervioso Autónomo (SNA). Los movimientos voluntarios de nuestro cuerpo los controla el Sistema Nervioso Central (SNC).  Es el que permite que las órdenes que enviamos desde nuestro cerebro a nuestros músculos se  cumplan. Si decidimos evitar una reunión de vecinos y quedarnos en casa viendo la TV, el  responsable será el SNC. La parte más automática, la desempeña el Sistema Nervioso Autónomo (SNA). Cuando nuestro  organismo se enfrenta a una situación exterior o sensación corporal que considera peligrosa,  nuestro cerebro manda una señal al SNA, que inmediatamente se pone en marcha (respuesta  fisiológica) para intentar adaptarse. Sentirnos con la cara roja o sofocada ante esa reunión de  vecinos viene producido por nuestro SNA. El SNA tiene como una de sus misiones prioritarias preparar nuestro organismo para afrontar  situaciones potencialmente peligrosas o difíciles. La controla la parte más primitiva de nuestro  cerebro; la que compartimos con multitud de animales A su vez, el SNA, está formado por dos subsistemas, Sistema Nervioso Autónomo Simpático y
Sistema Nervioso Autónomo Parasimpático. Ambos son complementarios y antagonistas: Por ello una respuesta de ansiedad o pánico no puede durar demasiado tiempo (realmente  pocos minutos) porque tan pronto como el  Simpático se acelera, el Parasimpático lo frena. La ansiedad no es peligrosa,  no te puede pasar nada malo por estar ansioso: eso sí, es  incómoda y desagradable. Nadie se muere por la ansiedad a no ser que padezca de alguna  enfermedad coronaria importante. Una vez el sistema ha vuelto a la normalidad, podemos sentirnos muy cansados, o tener dolor de  cabeza, de espalda, náuseas, incluso vómitos u otras sensaciones. Es normal, se debe a que  nuestro organismo ha consumido mucha energía, hemos tensado la musculatura y pueden  aparecer este tipo de sensaciones.

APRENDER A CONTROLAR LA ANSIEDAD
Lo primero que debemos de tener en cuenta a la hora de afrontar un problema de ansiedad, es  saber que el objetivo no es terminar con ella, sino reducirla de forma que no nos genere  malestar. No olvidemos, que experimentar cierto grado de ansiedad nos prepara ante las situaciones y es adaptativa. Por ejemplo, cuando tenemos que hablar en público, la ansiedad nos pone en guardia para realizar un discurso coherente y estar atentos para resolver las dificultades. Sin  embargo, no podemos permitir que sea tan elevada como para no dejarnos intervenir. Siquiera si  caminamos por la calle sin NADA de ansiedad, podemos sufrir daños físicos: nos chocaríamos  por no evitar a una madre con el cochecito de bebé, pisaríamos los charcos, nos tropezaríamos  con las farolas,... la ansiedad nos activa y prepara para los peligros percibidos.
a. Técnicas de control
Existen varios recursos que nos ayudarán a manejar de forma correcta la ansiedad.  Algunos de ellos han de entrenarse durante un tiempo de forma gradual, esto es, empezar a aplicarlos en momentos de bajo nivel de malestar, para después aplicarlos de forma automatizada en momentos más difíciles; son las llamadas técnicas de relajación.
Otros, tienen un efecto automático que reducirán rápidamente el malestar, sin embargo, tienen un resultado distinto a los recursos anteriores. Se trata de  medicamentos que controlan temporalmente las reacciones ansiosas del sistema nervioso autónomo. Si bien en las primeras necesitamos más tiempo para que el efecto sea el esperado, el trabajo es de uno mismo. Interiorizamos una técnica de la que podremos disponer en el momento que queramos, la atribución de la mejoría será interna (cambiamos porque nosotros nos lo proponemos), y por lo tanto, su efecto será duradero en el tiempo. Sin embargo, en las segundas, el efecto quizá sea más rápido pero lo atribuimos a un factor externo, aspecto que no ayuda a la hora de mantener los cambios en el tiempo. La elección de un sistema u otro; o los dos combinados depende de la intensidad, frecuencia y por ende gravedad de la situación ansiosa.



BIBLIOIGRAFÍA DE REFERENCIA:
Butler, G. Arrarás, J.I. (1991)  Manejo de la ansiedad. Programas individual y de grupo.
Pamplona: Gobierno de Navarra.
Davis, M., McKay, M. y Eshelman, E.R. (2001)  Técnicas de autocontrol emocional, Madrid: Martínez Roca
Sapolsky, Robert M. (1994) ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?. La guía del estrés. Madrid: Alianza Editorial

No hay comentarios:

Publicar un comentario